Las empleadas del hogar afrontan la mayor crisis de contratación de los últimos años con la nueva ley
«Hemos llegado de vacaciones y nos hemos encontrado con que en la empresa de mi mujer ya han anunciado que van a despedir, y con los precios disparados», comenta Fernando Mena, empleado de banca. «No nos podemos permitir mantener a nuestra empleada», lamenta.
En la actualidad, muchos hogares españoles valoran prescindir de los servicios de una empleada doméstica ante el fuerte incremento de los precios, las subidas de los tipos de interés y el aumento del paro. La implantación del nuevo Real Decreto sobre el colectivo, publicado esta semana en el BOE, es bienvenida por sindicatos, empleadores y asociaciones de todo tipo. Pero, en estos momentos, ante un previsible encarecimiento de las condiciones laborales, puede desmotivar la contratación.
«El mes de julio ha sido el peor mes en contratación que yo haya visto en los últimos veinte años», comenta Ignacio Langariza, socio fundador de Casalista, empresa especializada en la contratación de empleadas domésticas fundada a principios de siglo. «No se todavía como va a afectar la nueva ley, pero las perspectivas son flojas», añade.
Tradicionalmente los periodos de crisis económica no han afectado con intensidad a la contratación de empleadas del hogar. Un informe elaborado por el Ministerio de Sanidad en el año 2011 expone que el número de personas afiliadas en el Régimen Especial de las Empleadas de Hogar era de 309.000 en 2007, y de 312.600 en 2009, con un incremento de las mujeres inmigrantes contratadas. El proceso de legalización de inmigrantes implantado en 2005 condicionó en esa década las estadísticas de empleo del sector.
Sin embargo, la situación actual de fuerte subida de los precios está impactando en el sector de las empleadas domésticas. Los datos de afiliación media de julio y agosto a la Seguridad Social ya muestran un fuerte descenso en la contratación de este tipo de trabajadoras, de más de 5.000 personas en los dos meses.
En el mes de julio el Sistema Especial para trabajadoras de hogar restó 2.202 cotizantes, y en agosto otros 2.811 cotizantes, terminando el mes con un total de 373.121 personas afiliadas. En julio, solo Cataluña registró un ligero incremento de la contratación, pero en agosto ya todas las Comunidades Autónomas vivieron un descenso de las cifras. En el último año, en total, la caída de cotizantes en este segmento asciende a 8.616 empleos.
«La subida del Salario Mínimo Interprofesional ya ocasionó una caída de las contrataciones», indica Ángeles Falomir, al frente de la empresa Ayuda Doméstica, con una década de experiencia en el sector, quien, al igual que el resto de empresas y asociaciones consultadas por este diario, apoya la nueva ley.
«Los meses de julio y agosto tradicionalmente han sido buenos, son meses de sustituciones por el verano, pero este mes de julio sí que he notado una caída», señala la directora de la empresa de colocación de servicio doméstico. En las últimas semanas, Falomir ha detectado que hay empleadores que «están pidiendo una reducción de la jornada de sus empleadas, o pasar de estar internas a trabajar cinco o seis horas». Para muchas de las trabajadoras de este colectivo, añade, «la subida del salario mínimo o conseguir un trabajo de unas horas marca que puedan o no alquilarse una habitación para vivir».
«La inflación está haciendo que todo el mundo se replantee sus gastos», dice Eduardo Abad, presidente de la asociación de autónomos Upta, «y no ayuda a que los hogares cumplan con la legislación debidamente en la contratación de las empleadas domésticas».
Las cientos de miles de personas, la mayoría mujeres, que trabajan en este colectivo «son un auténtico ejército laboral», indica Abad. «La nueva ley era necesaria, es justa, pero no es menos cierto que en estos momentos de fuerte inflación las familias a veces toman decisiones en materia de contratación laboral que no es la debida, para tratar de contrarrestar las subidas de los precios de la alimentación o la gasolina», considera el presidente de Upta.